viernes, 7 de marzo de 2008
Espiritualidad
En los primeros artículos de sus Estatutos se encuentra trazada la vocación de los Heraldos del Evangelio: "La Asociación ha nacido con el propósito de ser instrumento de santidad en la Iglesia, ayudando a sus miembros para que respondan generosamente al llamamiento a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, favoreciendo y alentando, con tal fin, la unidad más íntima entre la vida práctica y la fe de los mismos... Además, la Asociación tiene como fin que sus miembros participen activa, consciente y responsablemente en la misión salvífica de la Iglesia mediante el apostolado, al que están destinados por el Señor en virtud del bautismo y de la confirmación; actuando en favor de la evangelización, de la santificación y de la animación cristiana de las realidades temporales."
Existen dos dimensiones en la vocación de los Heraldos del Evangelio: una vertical, respecto a las relaciones con Dios; otra horizontal, la del compromiso con los hermanos que se traduce en un empeño evangelizador. Ésta última es la consecuencia de una unión con Cristo, como bien nos recuerda el Santo Padre en su luminosa Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte: "Sin mí nada podéis hacer" (Jn. 15, 5).
La primera dimensión está expresada en el emblema de la Asociación: la Eucaristía, María y la Cátedra de Pedro. Son éstos los tres pilares de la espiritualidad del Heraldo del Evangelio.
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