viernes, 7 de marzo de 2008

Caracteristicas







“¡Nunca imaginé que en el mundo de hoy, existiese algo así!”

“A partir de la lectura del libro Fátima, Aurora del Tercer Milenio recibí una gran gracia interior. Encontré ánimo para enfrentar la vida.”

“El rosario está cambiando mi vida.”

“Sus palabras me ayudaron a volver con firmeza a la Iglesia Católica.”

“Estoy rezando el rosario todos los días, y he recibido muchas gracias. Nuestra familia frecuentaba un centro espiritista. Gracias a Dios ya no vamos más allí. Yo fui la primera en ser rescatada.”


Testimonios como éstos, frecuentes en cualquier género de actuación de los Heraldos del Evangelio, suscitan en la mente de muchos de los que tienen contacto con esta institución, numerosos interrogantes: "¿Qué es lo que hacéis para atraer a tantos jóvenes?" —preguntan algunos. Otros, más comprometidos en la vida eclesiástica, formulan la pregunta en términos diferentes: "¿Cuál es vuestro carisma?"

En el fondo de tales interrogantes se encuentra la constatación, más o menos consciente, de la desproporción que hay entre los reducidos medios de acción de los Heraldos del Evangelio y los copiosos frutos de evangelización obtenidos.

La respuesta a estas preguntas la encontramos fácilmente en las obras de S. Luis María Grignon de Monfort, cuya espiritualidad cristocéntrica con marcada nota mariana los Heraldos del Evangelio siguen, a ejemplo de S.S. Juan Pablo II.

"Cuando María echa sus raíces en un alma —afirma S. Luis de Monfort— maravillas de la gracia se producen. Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la encuentra en un alma, penetra en ella con toda su plenitud, comunicándosele abundantemente."

No es sin razón que el Santo Padre afirme que sea "María la estrella de la nueva evangelización".

Si los Heraldos del Evangelio conmueven a los fieles con su música, los llevan a la conversión interior mediante la palabra o acercan a la Iglesia con el ejemplo a los que andaban extraviados, es porque todas sus acciones se realizan "por María, con María, en María y para María, con el fin de hacerlas de manera más perfecta por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús", tal y como lo aconseja S. Luis de Monfort.

Éste es el secreto de su eficacia evangelizadora, el eje de su vida de piedad y el medio que el Espíritu Santo pone en su camino para alcanzar la perfección.

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